¡Peligro de muerte Radón!
Para los que vivimos en zonas graníticas, como la sierra de Madrid, el final del verano no significa solo el fin del buen tiempo y la reducción de horas de luz. En las zonas con mucho granito en el subsuelo supone la llegada, o mejor dicho el incremento, de los niveles de gas radón. Este problema puede parecer poco relevante si lo comparamos con el nivel de cobertura mediática que tienen los casos de corrupción, los refugiados de países en guerra o el auge de los independentismos, pero es mucho más importante para las personas que viven en zonas graníticas, que en el caso de España son todas las que viven desde el centro hasta el oeste de la Península. La exposición al radón, un gas altamente radiactivo, es la segunda causa mundial de muerte por cáncer de pulmón después del tabaco, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El gas radón se produce de forma natural en el subsuelo, a 1 metro de profundidad aproximadamente, y emana a la superficie, en mayor o menor medida, dependiendo del tipo de suelo. Se produce más radón en zonas graníticas que en las arcillosas o calcáreas. Esto se debe al contenido de uranio y torio en el granito, mayor que en otros tipos de piedras como las areniscas, carbonatadas o basálticas, por poner un ejemplo.
Suele introducirse –inmisión– en nuestras viviendas de distintas formas:
- Por las grietas de asentamiento que se forman en el forjado del suelo.
- A través de las uniones entre suelo y paredes.
- Por las juntas de tuberías, desagües y sumideros.